Los riñones forman parte del sistema urinario, son órganos dobles (derecho e izquierdo), y están encargados de filtrar y depurar la sangre para eliminar los desechos, exceso de agua y sales en forma de orina.
Tienen forma de habichuela, miden alrededor de 12 cm y pesan
unos 150 gramos y están situados a ambos lados de la columna lumbar. Para
poder ejercer su función precisan estar en contacto con el torrente sanguíneo,
por lo que tienen gran cantidad de vasos sanguíneos.
Una vez filtrada y depurada la sangre, el material de deshecho,
el exceso de agua y sales (orina), pasa de cada riñón a la vejiga a
través de un tubo llamado uréter. La vejiga es una cavidad formada por potentes
fibras musculares para poder realizar la micción.
Los tumores malignos del riñón se denominan adenocarcinomas renales
o hipernefromas, mientras que los tumores de los uréteres y de la vejiga
urinaria se denominan uroteliomas. Estos dos tipos de tumores son muy
diferentes, tanto en su pronóstico como en su tratamiento.
Nuestro
organismo está constituido por un conjunto de órganos, los cuales a su vez
están formados por células, que se dividen de forma regular con el fin de
reemplazar a las ya envejecidas o muertas, y mantener así la integridad y el
correcto funcionamiento de los distintos órganos.
Este proceso está regulado por una serie de mecanismos que
indican a la célula cuándo comenzar a dividirse y cuándo permanecer estable.
Cuando estos mecanismos se alteran en una célula, ésta y sus
descendientes inician una división incontrolada que con el tiempo dará lugar a
un tumor.
Si estas células además de crecer sin control adquieren la
facultad de invadir tejidos y órganos de alrededor (infiltración) y de
trasladarse y proliferar en otras partes del organismo (metástasis) se denomina
tumor maligno, que es a lo que llamamos cáncer.
Cuando las células tumorales, con capacidad de invadir los
tejidos sanos de alrededor y de alcanzar órganos alejados e implantarse en
ellos, están ubicadas en el riñón, hablamos de cáncer de riñón o hipernefroma.
Las ultimas cifras recogidas en el informe GLOBOCAN 2008
reflejaron un total de 196.902 casos de cáncer excluyendo los cánceres de piel
no melanoma, de ellos, se diagnosticaron un total de 4.529 casos de cáncer
renal y 1.915 fallecimientos.
El cáncer de riñón, también llamado hipernefroma, puede curarse
con una operación quirúrgica cuando está localizado. Sin embargo cuando el
tumor se ha extendido a otros lugares (metástasis), el pronóstico en general es
muy desfavorable, aunque un pequeño porcentaje de pacientes pueden tener
una lenta evolución durante varios años.
El cáncer de riñón es uno de los pocos tumores en los que se han
descrito, de forma excepcional, regresiones espontáneas.
SÍNTOMAS
DEL CÁNCER DE RIÑÓN
Inicialmente puede no producir síntomas. En ocasiones
se manifiesta de la siguiente manera:
- Presencia de sangre en la orina (orina
sanguinolenta). Esta pérdida de sangre puede originar anemia.
- Aparición de un bulto en el abdomen.
- Dolor en zona lumbar.
- Pérdida de peso, falta de apetito, cansancio
generalizado.
Estos síntomas no son exclusivos del cáncer de
riñón, sino que se pueden dar en enfermedades benignas, por ejemplo en cálculos
renales o en infecciones del tracto urinario. No obstante en el caso de tener
alguno de estos síntomas debes consultar a tu médico.
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